miércoles, 6 de enero de 2010

Si tú lees, ellos leen.








Fomentar la lectura es un hábito que ha de darse tanto en la escuela como en la familia, es decir, tanto padres como profesores deben de proporcionar al niño el alcance y contacto con los libros. El ejemplo és un buen método de aprendizaje, un modelo a seguir orienta a los niños y más como esta cambiando la sociedad de hoy en dia. La situación que solemos vivir actualmente es que los niños cuando llegan de las clases prefieren estar delante de un ordenador o delante de un videojuego, y poco a poco, se va perdiendo la esencia de la lectura. Echar arte a la imaginación para pasar un rato divetirdo se va difuminando con el tiempo, los niños no deben de perderse lo maravilloso que puede llegar a ser crear tu propia historia a través de un texto literario. En la educación de nuestros niños todos formarmos parte. Si tú lees, ellos leen.

martes, 5 de enero de 2010

Una nueva generación

La sociedad esta sumergida a un constante cambio que la educación debe de tener en cuenta y evolucionar junto a ella. Como se puede comprobar en el chiste hasta incluso el vocabulario va evolucionando. Las Nuevas Tecnologias de la Información y la Comunicación se estan implantando de una forma rápida en nuestra sociedad, y los maestros no debemos de quedarnos atrás en este aspecto, la educación debe de tener en cuenta esta realidad. Debemos de tener una buena formación para hacer conscientes a nuestros alumnos de como afrontarlas y sobretodo, que adquieran un buen uso de éstas. Són un avance para nuestro sistema de enseñanza aprendizaje. Palabras como: alfabetización, web 2.0, red, navegador, Internet, blog o wiki deben estar en nuestro vocabulario como puede ser hasta ahora memorización, libro o cuaderno. La sociedad cambia, nuestros niños cambian, la educación cambia y los maestros cambian. Nos encontramos ante la generación de las Nuevas Tecnologias de la Información y la Comunicación, la era de la información.

Flor roja de tallo verde.


“Una vez el pequeño niño fue a la escuela. Era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño niño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.Una mañana, estando el pequeño niño en la escuela, su maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores.

¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro.Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a moldear un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño. A mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.Pero la maestra dijo: -Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. -Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que la maestra le dijera qué hacer.Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.”


¿Cúantos habeís sentido alguna vez la sensación del pequeño niño de la historia? ¿Cuántas veces hemos sido unos perfectos dibujantes de flores rojas con tallos verdes? Yo, sin lugar a dudas, muchas.

En la escuela, a veces, existe la tendencia de que todos seamos iguales, realicemos las mismas tareas y nos movamos al mismo ritmo y siguiendo los mismos intereses. Pero, ¿por qué? Será quizás esta la mejor forma de trabajar para el docente, porque para el alumno seguro que no. Déjemos que nuestros alumnos creen, imaginen y expresen aquello que sientan de la forma que crean conveniente. No creemos seres iguales y dejemos que cada uno se desarrolle teniendo en cuenta sus virtudes y defectos.

Miremos la flor, pero dejemos que cada uno lo haga con sus propios ojos. O como diria Rousseau:


"La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras"

lunes, 28 de diciembre de 2009

Emilio Calatayud ¿Juez o educador?

Emilio Calatayud es un juez de menores de Granada conocido por sus curiosas y ejemplares sentencias basadas más en la educación que en el mero castigo. Los siguientes videos muestran una de las charlas de este campechano juez, en la que expone su personal visión sobre los menores, la educación y otras cuestiones muy discutidas en la actualidad.

Quizá sus palabras sean duras en ocasiones, pero vale la pena escuchar a un hombre que no busca la condena de las personas a las que juzga sino que les ofrece una posibilidad de educarse y cumplir sus castigos de una forma diferente.






sábado, 26 de diciembre de 2009

¿Dónde está el corcho?


Hace años, un inspector visitó una escuela primaria. En su recorrido observó algo que le llamó poderosamente la atención, una maestra estaba atrincherada detrás de su escritorio, los alumnos hacían gran desorden... el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

-Permiso, soy el inspector de turno, ¿algún problema?-Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo qué mostrarles ni que decirles...

El inspector, el cual era un docente de alma, vio un corcho en el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

- ¿Qué es esto?
- Un corcho señor... -gritaron los alumnos sorprendidos.
- Bien, ¿de dónde sale el corcho?
- De la botella, señor..., lo coloca una máquina.., del alcornoque..., de un árbol..., de la madera..., - respondían animosos los niños.
- ¿Y qué se puede hacer con madera?, -continuaba entusiasta el docente.
- Sillas..., una mesa..., un barco...
- Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban: ¿A qué provincia pertenece? ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? - Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase, le dijo conmovida:

- Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. ¡Muchas gracias!

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra. La encontró acurrucada detrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

- Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?
- Si señor, ¡cómo olvidarme! ¡Qué suerte que regreso! Es que... no encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?




Ese corcho pérdido por una joven maestra supone el fin de su labor docente, supone la pérdida de toda creatividad para ofrecer a sus alumnos nuevas posibilidades de aprendizaje y para despertar en ellos la motivación y empeño suficiente para aprender...

Resulta íncreíble que todo gire en torno a los recursos ya elaborados y que los docentes se hayan convertido, en algunos casos, en meros transmisores de lo que algunas editoriales o documentos han decidido que se debe enseñar. En fin, en nuestro días ha muerto la frase: "cada maestrillo tiene su librillo", puesto que todos, sálvando algunas excepciones, nos hemos decantado por el mismo.


Espero que algún día cada maestro/a tenga su propio corcho, sin duda nosotras buscaremos el nuestro.

viernes, 25 de diciembre de 2009

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Los niños del cable.


Esta es una muestra de como la educación sigue siendo un derecho por conseguir en muchos rincones del mundo, una prueba de que la universalidad de la educación, de la cual disfrutamos, debe considerarse como un gran privilegio. Muestra como en algunos lugares ir a la esculas más que un derecho es una prueba de riesgo. A mí me ha impresinado, pero sobretodo me ha hecho pensar en la importancia que se da a todo aquello que no se tiene al alcance de la mano.

¿Impresiona verdad?